Duarte, ¡ven a ver!

Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la patria.- Juan Pablo Duarte. 

El sábado 26 de enero, Duarte habría cumplido 206 años de edad. No me resulta confortable la idea de resultar un tanto fatalista, pero menos mal que no puede ver qué cosas están ocurriendo en el país que ideó y fundó.

Las autoridades (bueno, algunas) marcharon, los estudiantes también y fueron escoltados bajo la melodía “The Entertainer” adaptado como marcha por la Banda Municipal, del Ayuntamiento de La Romana.

La primera cosa es que me llama la atención cada año, cómo invierten los colegios para preparar uniformes especiales para desfilar a lo sumo, tres días del año, adquirir instrumentos de percusión, y agotar el afán de estar adelante. Por su parte las autoridades simplemente se esfuerzan en saludar a la población en este día, mientras desfilan (pisando los hoyos no cubiertos por el municipio), observando el desorden en el comercio informal, los semáforos dañados y la propia falta de organización y seguridad que los compromete a ellos mismos, a la población que desfila y a la que observa.

El colmo ­­­ —y lo que me ha empujado a escribir, esta breve acotación— es la ineficacia de la autoridad municipal y me atrevería a decir que de Salud Pública y la policía, de las personas privadas de cordura. El año pasado, recuerdo perfectamente que al llegar al Parque Juan Pablo Duarte, encontramos a un enajenado mental que observaba sospechosamente a todo el público mientras mordía su mano. Eso sin considerar notables faltas en el protocolo y organización del evento, que cada año, en vez de subsanarse se repiten.

Este año, luego de las palabras exhortativas del Gobernador Provincial, el Dr. Teodoro Ursino Reyes, una señora con problemas mentales, burló “la seguridad”, y habló ante el micrófono. La presentadora, muy hábilmente, disimuló, pero la señora ya estaba siendo aupada por su primer triunfo. Su segunda hazaña fue robar el micrófono del pódium y proseguir con su discurso. Tuvieron que interceptarla cuatro personas para recuperar el micrófono y sacarla de escena.

Me llamó la atención que la señora estuvo en la zona desde tiempo antes, es decir, desde el inicio del acto y nadie había hecho nada. Cuando creía que todo había acabado, la señora visitó también la Iglesia Santa Rosa de Lima, interpeló a algunos músicos y luego se fue. ¿Qué habría pasado si más allá de arrebatar un micrófono, hubiese agredido a alguien? ¿Un niño?

No es la primera vez que eventos como este suceden, quisiera que se tomara cartas en el asunto y se organice un poco este caos que no merecen los habitantes de La Romana. ¿Pasarían cosas así con Duarte como dirigente? O ¿qué pensaría Duarte si viese cosas como esta?


Primer retrato de Duarte, hecho por Alejandro Bonilla Corre-Cruzado en el año 1887.